Jose Luis Pardo (Buenos Aires, 1981) es uno de los pocos no anglosajones que se mueve con comodidad por el circuito de Blues de USA. Ha girado por todo el mundo con su proyecto solista o acompañando a verdaderas leyendas del Blues americano, entre los que destacan Michael Burks, Bob Margolin o Tail Dragger, entre muchos otros. Residente en Madrid, tiene ocho discos en el mercado. Una contrastada carrera que le ha valido para ser, desde 2011, el director de la Escuela de Blues de Madrid, única en su género y con diez años de trayectoria. Tradición e innovación en proporciones exactas.
El blues nació en el sur de Estados Unidos, en el delta del río Mississippi, y bastante más al sur estaba la cuna de José Luis Pardo. Sin embargo, eso no tuvo importancia para que el músico se dedicara a ese género que se encargaron de consolidar, en el río de La Plata, músicos como Pappo, Botafogo, Memphis La Blusera o La Misssissippi.
Desde temprana edad, y hablar de esto en alguien que acaba de llegar a 28 años puede sonar casi irónico, Pardo sintió atracción por la música, a pesar de que nadie en su familia se dedicaba a ella.
El argentino y su guitarra se volvieron uno solo y no se han separado desde hace 17 años, ni se separarán nunca, esto no por el hecho de que sea el único bluesman suramericano en tener el endorsement, algo cercano a un patrocinio, de la famosa marca de guitarras Gibson. La razón es esa facilidad con que sus dedos recorren el mástil del instrumento para que surjan notas que hacen recordar a los grandes maestros del blues, como Albert King, Muddy Waters o Chuck Berry.
Participó en el Festival Wine Race Memphis, Blue City Caffe, conmemoración del aniversario de la muerte de Albert King y Zanzi Bar. Es con estas formaciones que graba los discos “We play the blues for you” y “Live at Fidelius”, puntos de inicio de maratónicas e importantes presentaciones en Estados Unidos, Europa y Sudamérica, donde compartió escenario con afamados exponentes
del blues internacional.
Ser argentino y blanco no ha sido óbice para que Pardo interprete el blues, como lo ha hecho en América y Europa. Una vez conecta su guitarra al amplificador y empieza a interpretarla, se convierte en el guía de un recorrido hacia el delta, hacia Memphis o hacia Chicago. Penas,
sufrimientos y alegrías afloran en un sonido
que es sincero, que es el blues mismo…